GRITOS Y SUSURROS

BRAGAS

¿Cúantas veces os habéis despertado violentamente de la siesta por los gritos de un maldito spot publicitario?

Era una convención aceptada que, en los cortes de programación, las marcas se permitieran subir el volúmen de sus anuncios hasta la náusea con el «lícito» objtetivo de llamar nuestra atención. Si la televisión o la radio tuvieran manos probablemente los creativos habrían desarrollado un sistema para pellizcarnos, agarrarnos de los pelos o abofetarnos con tal de asegurar nuestra vigilia frente a sus mensajes.

Un síntoma más de la falta de respeto que la comunicación publicitaria ha mostrado hasta el momento por nosotros, sus potenciales clientes.

Pero parece que por fin lo van a pagar: el gobierno advierte que  «aumentar el volumen de los consejos publicitarios en los medios de comunicación radiofónicos y audiovisuales, en comparación con el de las programaciones que emiten al mismo tiempo, puede conllevar sanciones de hasta 500.000 euro»

A ver si empiezan a ser conscientes de que cuando nos sentamos a ver la televisión o a escuchar la radio nuestra intención es bien distinta a la que nos llevaría una mañana a pasearnos por un mercadillo en Chiclana de la Frontera.

En la» tranquilidad» de nuestro hogar no queremos gritos, aunque la oferta sea tan tentadora como «bragas a 1 euro». Y deberían plantearse el poder de seducción de un susurro frente a un grito, especialmente si nos obligan a escucharlo en el sagrado ámbito de nuestra intimidad.

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